Este Duesenberg 1935 se vendió por más de 1.3 millones de USD
Este clásico es la representación de la opulencia que solía haber en los años 30, donde la armadora estadounidense era reina en este rubro.
Un automóvil especial… y caro
La cúspide del lujo hoy en día bien podría estar representada por Rolls-Royce y, aunque los orígenes de la firma inglesa siempre han mantenido esta filosofía, en la década de los 30 había alguien con más renombre en este segmento. Nos referimos a Duesenberg, marca que acaba de colocar un clásico por 1.34 millones de dólares en una página especializada.
Si no te suena esta armadora, es porque en la actualidad no produce nada, pero en sus tiempos de mayor auge tenían a diversos modelos en su portafolio. Eran prácticamente una carrocera de Indiana, Estados Unidos, que hacía vehículos especiales y este JN Convertible es solo una muestra de ello.
Es Bring a Trailer el sitio donde estaba a la venta y, dicho sea de paso, este ejemplar se convirtió en el modelo más caro que haya vendido la casa de subastas, al quitarle el récord a un Mercedes-Benz 300SL Gullwing, que se vendió en junio del 2019 por 1,234,567 millones de dólares.
Es un ejemplar sumamente extraño
Pero, ¿qué hizo al nuevo dueño del Duesenberg JN Convertible BAT 1935 a pagar 1,340,000 dólares? La realidad es que el ejemplar es poco común, de hecho, es uno de los solo 10 que la marca convirtió a “JN” y es uno de los tres que cambiaron de sedán a convertible con un trabajo que fue de epopeya en aquel entonces.
Bajo el largo cofre se colocaba un motor de ocho cilindros en línea y 420 pulgadas cúbicas, el equivalente a 6.9 litros de desplazamiento aproximadamente. Puede que no suene a mucho, pero en esos años la potencia era de 265 caballos, algo loable para los 30, donde el caballaje era escaso en el grueso de los modelos.
Por si fuera poco, Bring a Trailer tiene un registro detallado de la historia del vehículo, desde los dueños a los que perteneció y varios de los servicios de mantenimiento que ha tenido el vehículo en su historia, sin mencionar que las condiciones de conservación son más que decentes.
Evidentemente, la identidad del comprador es un misterio, pero el coleccionista se llevará a casa una de las joyas de la historia automotriz estadounidense, que tuvo que ver su final durante la gran depresión del vecino país del norte.