Este Ford Mustang Shelby GT500 fue destruido… para un entrenamiento de bomberos
El deportivo norteamericano era un vehículo 100% funcional.
El Ford Mustang Shelby GT500 se ha convertido en uno de los muscle cars más ovacionados de los últimos años. Aunque su producción no tiene un límite específico, no cualquier amante del pony car puede costear un ejemplar, lo cual lo hace un auténtico objeto de deseo.
Por supuesto, cualquiera esperaría que todas las unidades de este vehículo se conviertan en un artículo de colección y sean resguardados con el mayor cuidado posible, pero lamentablemente eso no es posible y algunos ejemplares terminarán hechos chatarra, como este GT500 que fue destruido en un entrenamiento de bomberos.
La breve historia ocurrió en la ciudad de Dearborn, Michigan, donde el cuerpo de bomberos utilizó un flamante Shelby GT500 de color rojo para hacer una práctica de extracción, escenario que frecuentemente se presenta en accidentes automovilísticos de todo el mundo.
Este ejercicio requiere cortar (literalmente) varias partes del automóvil, para que de esta manera los cuerpos de emergencia puedan liberar a los pasajeros que se encuentran prensados dentro del vehículo. Debido a las complicaciones que implica la maniobra, es imprescindible que los bomberos practiquen antes de hacerlo en una situación real, y ahí es donde entra este GT500.
Como un buen gesto con el Departamento de Bomberos de Dearborn, Ford Motor Company donó al deportivo que, como pueden ver en las fotos publicadas en la cuenta de Facebook de los bomberos de la ciudad estadounidense, quedó completamente destruido.
Muchos podrán preguntar ¿y por qué no me lo regalaron a mí? Bueno, la razón de haber donado este coche (y no cualquier otro modelo) a los bomberos u otorgarlo a una institución que le sacara mayor provecho, fue porque dicho ejemplar se utilizó como una mula de pruebas de Ford, así que, a pesar de ser un automóvil funcional, igualmente tenía que ser destruido.
De acuerdo con la ley, los autos de preproducción no pueden ser registrados y tampoco se pueden vender, así que su destino siempre es el mismo: la chatarrización. En este caso, al menos el GT500 tuvo un final un poco más digno, ya que ayudó a uno de los organismos que más hacen por los ciudadanos.
Por último, tal vez muchos no lo notaron, pero este GT500 estaba equipado con el paquete de fibra de carbono (rines de 20” hechos con este material y elementos aerodinámicos adicionales), lo cual lo hace un poquito más doloroso.